La sonrisa que provoca una rana
Salimos del cine, uno de esos fines de semana en que podíamos vernos y disfrutrar de una buena película. La verdad estaba muy emocionada porque era como el 14 de Febrero que no pudimos celebrar.
Recuerdo que un par de días antes del 14 ví esa rana de peluche, de ese material como peludito, de toalla o algo así y con las patitas colgando, sonreí y decidí que ese sería mi regalo de San Valentín de mí para mi misma, la bautizé con el nombre del iniciador de mi gusto por las ranas y la colgué en mi troca.
Llegaste aquél fin de semana, depués de San Valentín y te presenté a mi nueva adquicisión, anduvimos jungando con esa rana todo el fin y fue tan divertido!!! De verdad me provocó muchas sonrisas y a tí también, incluso le pusiste de tu loción porqué dijiste que era como tu otro yo! jajaja
A la salida del cine, ya para tomar el periférico, nos tocó el semáforo en rojo. Por los carros comenzó a pasar un niñita tarahumara pidiendo "kórima". Volteamos a vernos y ninguno de los dos traímos algo que darle a la niña. En ese instante viste la rana colgando del espejo retrovisor, me viste y me preguntaste "¿Puedo?", asentí con una sonrisa, luego dijiste "Sé lo mucho que significa para tí, pero yo mismo te daré otra rana". Al siguiente momento estaba la niña en la ventana pidiendo kórima, de una manera mecánica, con la vista a la nada, la manita extendida y sin expresión alguna. Recuerdo muy claro ese momento, "No traemos dinero, pero mira!" le mostraste el simpático peluche, le dijiste como se llamaba y le preguntaste "¿Te gusta?" la pequeñita asintió con la cabeza, le entregaste la rana pidiéndole que la cuidara mucho, ella abrió mucho sus ojitos redondos y negros, esbozo una sonrisa como las que muy pocas veces he visto, tomo la ranita y la abrazo muy fuerte, nos dió las gracias y corrió antes que nos arrepintieramos de haberle entregado tan maravilloso tesoro.
De camino al departamento no pudimos más que sonreir y hablar de la expresión y la sonrisa de la niña, hubo una atmósfera como de felicidad y esa satisfacción que da el poder hacer feliz a alguien, creo que los sentimientos y sonrisas que ese momento provocó, será algo que siempre tendrémos en común.
Lo que la niña quizás nunca supo es que en ningún momento nos hubieramos arrepentido, la mayor de las sonrisas que provocó esa ranita fue la de ella y es algo que que de vez en cuando recuerdo, sobre todo cuando salgo del cine y paso por ese semáforo. Cada vez que recuerdo la ranita y la niña no puedo evitar sonreir y darme cuenta que la vida es tan maravillosa que una rana puede provocar la más linda e inolvidable de las sonrisas.
1 Comments:
uyyyyyy cuanta ternura :)... que monito!!!!!!!!
Yo quiero una rana jajajajajaja
TQM, por fin tuve tiempo de entrar a leerte ;)... dejaré la otra entrada para más al rato ;). TQM lepa
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